¿Cómo es posible la Liberación?
Efectivamente, el Sâmkhya-Yoga ha
comprendido que "el espíritu (purusha) no puede ni nacer ni destruirse, no
es esclavo ni activo (= en activa búsqueda de la liberación), no está ni
sediente de libertad ni liberado" (...) "Su modo es tal que ambas posibilidades
están excluidas" (...) El Sí-mismo es puro, eterno y libre; no podría ser esclavizado,
porque no puede tener relaciones con otra cosa que sí propio. Pero el hombre cree
que el purusha está esclavizado y piensa que se lo puede liberar. Son ilusiones
de nuestra vida psicomental. Pues, de hecho, el espíritu
"esclavizado" es libre de toda eternidad. Si la liberación se nos
aparece como un drama, ello se debe a que nos situamos desde un punto de vista
humano; el espíritu no es sino "espectador"(sâkshin), así como la
"liberación" (mukti) no es sino una
toma de conciencia de su libertad
eterna.
Yo creo sufrir, creo estar
esclavizado, deseo la liberación. En el momento en que -habiendo
"despertado"- comprendo que este "yo" (asmita) es un
producto de la materia (prakriti), comprendo al mismo tiempo que toda la
existencia no ha sido sino una cadena de momentos dolorosos y que el verdadero
espíritu "contemplaba impasiblemente" el drama de la
"personalidad".
Así, la personalidad humana no
existe como elemento último, no es sino una síntesis de experiencias
psicomentales, y se destruye -o, dicho de otro modo, cesa de actuar- desde que
se ha cumplido la revelación. Semejante en ello a todas las creaciones de la
sustancia cósmica, la personalidad humana (asmita) actuaba, también ella, con vistas
al "despertar", por eso, una vez realizada la liberación, se hace
inútil. La situación del espíritu (purusha) tal como el Sâmkhya y el Yoga la
conciben, es un tanto paradójica. Aunque puro, eterno e intangible, el espíritu
se presta empero a asociarse, así sea ilusoriamente, con la materia, y hasta
para alcanzar conocimiento de su propio modo de ser y "liberarse"
está obligado a servirse de un instrumento creado por la prakriti: de la
inteligencia.
Sentido de la Liberación
La liberación (môksha) es, de
hecho, una liberación de la vida del mal y del dolor. No es sino la toma de
conciencia de una situación que ya existía, pero sobre la cual tendía sus velos
la ignorancia. El sufrimiento se aniquila de por sí cuando comprendemos que es
exterior al espíritu, que no concierne sino a la "personalidad" humana
(asmita). Imaginemos, en efecto, la vida de un "liberado". Seguirá
actuando, porque las potencialidades de las existencias anteriores, y las de su
misma existencia presente anterior al "despertar", exigen
actualizarse y consumarse conforme a la ley del karma (...) pero tal actividad
ya no es suya: es objetiva, mecánica, desinteresada, en suma, no tiene como
objetivo el "fruto". Cuando el liberado actúa, no tiene la conciencia
de un "yo actúo" sino de un "se actúa"; en otros términos,
no arrastra al sí mismo en el proceso psicofísico. Al no operar más la fuerza de
la ignorancia, no se crean ya nuevos núcleos kármicos. Cuando todas las
"potencialidades" quedan destruidas, la liberación es absoluta (...) La
"libertad" que se adquiere por medio del conocimiento metafísico o
por el yoga es, sin embargo, real y concreta. No es cierto que la India haya
buscado la liberación en un sentido sólo negativo; antes bien, quiere realizar,
positivamente, la libertad. En efecto, el "liberado en vida" puede
extender la esfera de su acción tan lejos como quiera. Nada tiene que temer,
pues sus actos no tienen ya consecuencias para él ni, por lo tanto, límites.
Como nada puede esclavizarlo ya, el "liberado" puede permitírselo
todo en cualquier dominio de actividad; pues el que actúa no es ya él en tanto
que "Sí-mismo", sino un simple instrumento impersonal.
La Estructura de la Experiencia Psíquica
El Yoga clásico comienza donde el
Sâmkhya termina. Patáñjali se apropia casi enteramente de la filosofía del Sâmkhya,
pero no cree que el conocimiento metafísico pueda por sí solo conducir al hombre
a la liberación. El conocimiento, en efecto, no hace sino preparar el terreno
para la adquisición de la libertad (mukti) La liberación debe, por así decirlo,
conquistarse en alta lucha, especialmente por medio de una técnica ascética y
un método de contemplación. La finalidad del Yoga, como la del Sâmkhya, es
suprimir la conciencia normal en beneficio de una conciencia cualitativamente
distinta, capaz de comprender exhaustivamente la verdad metafísica. Pero la
supresión de la conciencia normal no es, para el Yoga, tan fácil de obtener. Además
de la "filosofía", el darsana, implica una práctica (abhyâsa), una
ascesis (tapas); en suma, una técnica fisiológica. Patáñjali define el yoga
como: "La supresión de los estados de conciencia". Su técnica
presupone, pues, el conocimiento experimental de todos los "estados que "agitan"
la "conciencia" normal, profana, no iluminada. Pero entran todos en
tres
categorias, correspondientes
respectivamente a tres posibilidades de experiencia: l. los errores y las
ilusiones (sueños, alucinaciones, errores de percepción, confusiones, etcétera.);
2. la totalidad de las experiencias psicológicas normales (todo lo que siente, percibe
o piensa el profano, el que no practica el yoga); 3. las experiencias parapsicológicas
desencadenadas por la técnica del yoga y accesibles, naturalmente, sólo a los
iniciados (...) La finalidad del Yoga de Patáñjali es, pues, abolir las dos
primeras categorías de experiencias (surgidas respectivamente del error lógico
y del error metafísico) reemplazándolas por una "experiencia"
extática, suprasensorial y extrarracional. Gracias al samâdhi, se trasciende
definitivamente la condición humana -que es dramática, ya que nace del
sufrimiento y en el sufrimiento se consuma- y se obtiene finalmente esa libertad
total a la cual con tanto ardor aspira el alma india (...)
"Patáñjali, y con él una
infinidad de maestros del yoga y del tantra, saben que la chittavrtti o
"torbellinos de conciencia" no pueden ser controladas y finalmente
abolidas a menos que se les haya "experimentado" antes. En otros
términos, es imposible liberarse de la existencia (samsâra) si no se conoce la
vida de una manera concreta. Así se explica la paradójica teleología de la
Creación, que, según el Sâmkhya y el Yoga, por una parte "encadena" el
alma humana y por otra la incita a la liberación (...) Al analizar la
"individualidad psíquica", Patáñjali descubre cinco clases, o más
bien, cinco "matrices" productoras de estados psicomentales
(chittavrtti); la ignorancia (avidyâ) el sentimiento de individualidad (asmitâ;
la persona), la pasión o apego (râga), el aborrecimiento (dvêsa) y el amor a la
vida, (abhinivêsha).
La concentración sobre un único objeto
"El punto de partida de la
meditación es en el Yoga la concentración sobre un objeto único, la ekágrata.
Este objeto puede ser, indiferentemente, un objeto físico (el punto central del
entrecejo, la punta de la nariz, una fuente luminosa, etcétera), un pensamiento
(una verdad metafísica) o Dios (Isvara). La ekágrata tiene por resultado inmediato
la censura de todos los automatismos psicomentales que dominan -y que, a decir
verdad, constituyen - la conciencia profana.
La actividad de los sentidos y el
inconsciente introducen continuamente en la conciencia objetos que la dominan y
la modifican. Las asociaciones dispersan la conciencia; las pasiones la
violentan. Aún en sus esfuerzos intelectuales, el hombre es pasivo: la mayoría
de las veces no piensa, propiamente hablando, sino se deja pensar por los
objetos. Bajo las apariencias del pensamiento se oculta en realidad un flujo
indefinido y desordenado, nutrido por las sensaciones, las asociaciones y la
memoria. El primer deber del yogi es pensar él, es decir, no dejarse pensar por
los objetos. Por eso la práctica del yoga comienza por la ekágrata, que pone
dique a la corriente mental y constituye un "bloque psíquico", un
continuo firme y unitario (...)
Contenciones y Disciplinas
Los dos primeros grupos de
práctica, yama y niyama, constituyen los preliminares insoslayables de
cualquier ascesis. No presentan, por consiguiente, ninguna particularidad
específica del yoga. Hay cinco "contenciones" (yama): ahimsa,
"el no matar"; satya, "el no mentir"; asteya, "el no
robar"; brahmacháriya, "la abstinencia sexual"; áparigraha,
"la no avaricia".
Las "contenciones" no
proporcionan un estado del yoga sino sólo un estado humano "purificado",
superior al de la humanidad común (...) Paralelamente a estas contenciones, el yogi
debe practicar los Niyama, es decir, una serie de "disciplinas"
corporales y psíquicas. "La limpieza, la serenidad, la ascesis (tapas), el
estudio de la metafísica del Yoga y el esfuerzo por hacer de Dios (Isvara) el motivo
de todas las acciones, constituyen las disciplinas", escribe Patáñjali
(...) Limpieza significa la purificación interna de los órganos (...)
Otros relacionados:
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