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lunes, 19 de agosto de 2013

El corazón de la meditación - Extracto


"El propósito de la meditación es despertar en nosotros la naturaleza de la mente e introducirnos a aquello que en realidad somos, a nuestra conciencia pura e inmutable que subyace a la totalidad de la vida y la muerte.

En la quietud y el silencio de la meditación vislumbramos y regresamos a esta profunda  naturaleza interior que hace tanto tiempo perdimos de vista entre la agitación y la distracción de nuestra mente. ¿Acaso no es extraordinario que nuestra mente no pueda estarse quieta más de unos pocos instantes sin anhelar inmediatamente alguna distracción?...

En las enseñanzas de Buda, se habla de tres factores que influyen decisivamente en que la meditación sea sólo un medio de relajación, de paz y de felicidad temporales, o bien se convierta en una poderosa causa de Iluminación para uno mismo y para los demás. Los calificamos de: <<bien al principio, bien en el medio y bien al final>>.

Bien al principio surge de la comprensión de que nosotros y todos los seres conscientes tenemos fundamentalmente la naturaleza de buda como nuestra esencia más íntima, y que realizarla nos libera de la ignoracia y pone punto final al sufrimiento. Así, cada vez que empezamos nuestra práctica de meditación, nos sentimos conmovidos por esta verdad y encontramos en ella la inspiración necesaria para dedicar nuestra práctica y nuestra vida a la Iluminación de todos los seres, en el espíritu de esta oración, que ha sido formulada por todos los budas del pasado...

Bien en el medio es la disposición  mental con la que entramos en el corazón de esta práctica. Esta disposición está inspirada por la realización de la naturaleza de la mente, de la que surge una actitud libre de aferramiento y de cualquier referencia conceptual, así como la toma de conciencia de que todas las cosas son intrínsecamente <<vacías>>, ilusorias y parecidas a un sueño.

Bien al final se refiere a la manera en que concluimos la meditación. Dedicamos todos su mérito y oramos con verdadero fervor: <<Pueda todo el mérito que resulte de esta práctica contribuir a la Iluminación de todos los seres; que pueda convertirse en una gota de agua en el océano de la actividad de todos los budas, es su infatigable trabajo por la liberación de todos los seres>>. Este mérito consiste en el poder positivo, el beneficio, la paz y la felicidad que emanan de vuestra práctica, y lo dedicáis al beneficio a largo plazo de todos los seres, a su Iluminación. Es un plano más inmediato, lo ofrecéis por la paz en el mundo, para que todos los seres estén al abrigo de la necesidad y de la enfermedad y para que conozcan un bienestar perfecto y una felicidad duradera. A continuación, comprendiendo la naturaleza ilusoria de la realidad, que es comparable a un sueño, consideráis que, en el nivel más profundo, vosotros que dedicáis la práctica, aquellos a quienes se la dedicáis y el hecho mismo de dedicarla son intrínsecamente <<vacíos>> e ilusorios. Esto se conoce en las enseñanzas como <<sellar la meditación>>, una manera de garantizar que ni un ápice de la pureza de su poder pueda perderse ni escaparse y que el mérito de vuestra práctica permanece intacto.
Estos tres principios sagrados, la motivación hábil, la actitud desprovista de todo aferramiento que asegura la práctica y la dedicación que la sella convierten vuestra meditación en algo verdaderamente iluminador y poderoso."

Fuente: El libro tibetano de la vida y de la muerte

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