Capítulo Cuarto —
Samâdhi
Samâdhi.
4.1. Loor a Shiva, el
guru que se presenta en forma de nada, bindu y kâla; quien se
consagre a él alcanzará el estado sin mancha y se librará de mâyâ.
4.2. A continuación se
expone la técnica del samâdhi que vence a la muerte, conduce a la
felicidad (eterna) y a la gloriosa disolución en brahman.
4.3-4. Rajayoga, samâdhi,
unmani, manonmani, amaratva, laya, tattva, shûnyashûnya,
paramapada, amanaska, advaita, niralamba, niranjana, jivanmukti,
sahaja y turiya son sinónimos.
4.5. Samâdhi: así como
un grano de sal se disuelve en el agua y se convierte en uno con
ella, durante el estado de samâdhi se produce una unión similar
entre mente y âtman.
4.6. Cuando no hay
movimiento de prâna (duante kumbhaka) y la mente se disuelve en el
sí mismo, tal estado de armonía se denomina samâdhi.
4.7. El estado de
equilibrio, unión de jivâtman y paramatman, que se produce cuando
cesan todos los procesos mentales, es samâdhi.
Efectos.
4.8. ¿Quién conoce
realmente la grandeza del rajayoga?; gracias a la enseñanza
impartida por el guru, se alcanza jñâna, mukti, sthiti y siddhi.
4.9. Sin la ayuda de un
auténtico guru, es muy difícil lograr la renuncia a los deseos
(vairâgya), la percepción de la verdad y el auténtico estado
natural de samâdhi (sahajâvasthâ)
4.10. Cuando se ha
despertado kundalini mediante la práctica de âsana, kumbhaka y
mudra, el prâna se disuelve en el vacío (shûnya) de brahmarandhra.
4.11. El yogui que ha
despertado a shakti y se ha liberado de todo karma, alcanzará de
forma natural el auténtico estado de su ser (samâdhi).
4.12. Cuando prâna fluye
por sushumna y la mente se disuelve en el vacío (shûnya), el
conocedor del yoga (que ha logrado detener el flujo de las
modificaciones mentales) extirpa las raices del karma.
Conclusión.
4.13. Loor a Ti, ¡oh,
amara!, que has conquistado incluso el tiempo, en cuyas fauces
sucumbe el universo con todas las cosas animadas e inanimadas.
Prâna.
4.14. Amaroli, vajroli y
sahajoli, se consiguen con éxito cuando la mente es reducida a un
estado de equilibrio perfecto y prâna fluye por sushumna.
4.15. ¿Cómo podría
obtenerse jñâna si prâna todavía vive (se halla activo) y la
mente aún no ha muerto (no ha detenido sus procesos mentales)?;
solamente quien logre permanecer en la inmovilidad, deteniendo prâna
y mente, alcanzará la liberación.
4.16. Una vez dominada la
técnica para abrir sushumna y hacer que prâna fluya por su
interior, hay que practicar en un lugar adecuado (y no descansar)
hasta que kundalini se establezca en brahmarandhra.
Sushumna.
4.17. Sol y luna originan
la división del tiempo en forma de día y noche; sushumna (sin
embargo) devora el tiempo; esto es un gran secreto.
4.18. Hay 72.000 nâdi en
el cuerpo; de todos ellos, sushumna es el que contiene la energía
divina (shambavi—shakti) que apacigüa a Shiva; los otros no son de
gran uso.
4.19. Con prâna
controlado, hay que despertar a kundalini y encender el fuego
gástrico para entrar en sushumna sin temor.
4.20. Cuando prâna fluye
a través de sushumna se alcanza manonmani-âvasthâ; otro tipo de
prácticas son simples esfuerzos del yogui.
Prâna y mente.
4.21. Cuando se detiene
prâna se detienen también los procesos mentales; quien controle la
mente, controlará también prâna.
4.22. Las dos causas de
actividad mental son prâna y vâsanâ; la inactividad de una de
ellas provoca la inactividad de la otra.
4.23. Cuando la mente
está absorta, prâna se detiene; cuando prâna está suspendido, la
mente permanece quieta.
4.24. Mente y prâna
están relacionados entre sí como la leche y el agua (que contiene),
siendo sus actividades coincidentes; si existe movimiento de prâna,
existe movimiento mental, y si hay actividad mental, la hay de prâna.
4.25. Si se suspende la
actividad de una de ellas (mente y prâna), la otra parará; si una
actúa, la otra también actuará; si no permanecen quietas, los
sentidos estarán siempre activos; si se consigue controlarlas, se
alcanzará moksha.
Mente y mercurio.
4.26. La naturaleza de la
mente consiste en estar en movimiento continuo, igual que la del
mercurio; cuando ambos quedan inmóviles, ¿hay algo en este mundo
que no pueda lograrse?
4.27. ¡Oh Parvati! Tanto
el mercurio como el prâna, cuando se inmovilizan, se vencen todas
las enfermedades; cuando mueren (se vuelven inactivos), proporcionan
vida; cuando se controlan, la levitación es posible.
Prâna, mente y semen.
4.28. Cuando la mente
queda quieta, prâna se detiene y, en consecuencia, bindu permanece
inmóvil; cuando bindu permanece estable, el cuerpo adquiere fuerza y
estabilidad, a su vez.
4.29. La mente domina los
indriya y depende de prâna; laya produce prâna y, a su vez, depende
de nada.
Liberación.
4.30. La quietud mental
en sí misma se llama moksha, aunque otros puedan denominarla de
distinta forma; en cualquier caso, cuando mente y prâna se
disuelven, sobreviene una indefinible alegría.
Laya.
4.31. Cuando cesa el
movimiento respiratorio y la atracción por los objetos de los
sentidos, cuando el cuerpo permanece inmóvil y se detienen las
modificaciones mentales, el yogui experimenta el layayoga.
4.32. Cuando cesa
completamente toda actividad mental y física se produce el
indescriptible estado del layayoga, del cual sólo el sí mismo es
consciente, pues está mas allá de las palabras.
4.33. La disolución
tiene lugar en brahmarandhra, en el lugar adonde se dirige la
concentración; en el indiferenciado brahman se disuelve avidyâ, por
medio de la cual existen los bhûta y los indriya, y la energía
(shakti) que se halla en todo ser vivo.
4.34. La gente dice
“laya, laya”, pero, ¿qué es realmente laya?: es el estado de
olvido de los objetos de los sentidos, debido a que los samskâra
dejan de actualizarse.
Shambhavimudra.
4.35. Los vedas, los
shastras y los purânas son como prostitutas (pues están disponibles
para todo el mundo); en cambio shambavimudra se encuentra
cuidadosamente guardada, como una mujer honesta.
4.36. Shambavimudra
consiste en concentrar la mente en el interior (en cualquiera de los
chakra) mientras se mantiene fija la mirada en un objeto exterior,
sin parpadear; los vedas y los shastras mantienen este mudra en
secreto.
4.37. Shambavimudra es un
estado en que mente y prâna se vuelven uno con el objeto interno,
mientras la mirada permanece fija, como si todo lo viera, cuando en
realidad no ve nada; cuando, gracias al guru, se alcanza ese estado,
mas allá del vacío y del no-vacío (shûnyashûnya), en que todo se
convierte en manifestación del gran Shambu, entonces se manifiesta
la realidad.
4.38. Tanto shambavimudra
como khecharimudra, aunque difieren en el punto en que se fija la
mirada y en el objeto de concentración, tienen en común que ambas
proporcionan el estado de felicidad que tiene lugar cuando se
disuelve la mente en el vacío (en âtman), el cual es un estado de
bienaventuranza en sí mismo.
4.39. El estado unmani
surge de forma natural cuando la mirada se dirige hacia la luz que
aparece en la punta de la nariz, se levantan un poco las cejas y se
concentra la mente, como se ha explicado antes (shambavimudra).
4.40. Algunos se engañan
con las promesas de los âgama, otros con las perplejidades de los
vedas y otros mas con la dialéctica; ninguno de ellos conoce aquello
(unmaniâvasthâ) con cuya ayuda se puede cruzar el océano de la
existencia.
4.41. Con los ojos
semicerrados, la mirada fija en la punta de la nariz, la mente en
calma y la corriente de prâna en ida y pingala detenida,
permaneciendo en un estado de quietud (corporal, sensual y mental) se
alcanza lo más elevado en forma de luz radiante que es la fuente de
todas las cosas y, en sí mismo es todo, la suprema realidad; ¿qué
más se puede decir?
Lingam.
4.42. No se debe adorar
el lingam ni de día ni de noche; el lingam ha de adorarse sólo
cuando han dejado de existir el día y la noche
Khecharimudra.
4.43. Cuando prâna, que
normalmente fluye por los nâdi derecho e izquierdo, (los abandona y)
se mueve por sushumna, entonces se puede practicar khecharimudra
hasta alcanzar la perfección, sin lugar a dudas.
4.44. Cuando el vacío
(shûnya) entre ida y pingala (sushumna), devora la corriente de
prâna, indudablemente khecharimudra se vuelve perfecto.
4.45. Entre ida y pingala
hay un espacio vacío donde se aplica la lengua para la práctica de
khecharimudra.
4.46. Khecharimudra, que
recoge el néctar procedente de la luna, es la amante visible de
Shiva; la entrada del incomparable y divino sushumna debe bloquearse
con la lengua invertida, vuelta hacia el velo del paladar.
4.47. Sushumna también
quedará bloqueado cuando se llene de prâna; esta es la perfecta
khecharimudra que conduce al unmani-âvasthâ.
4.48. Entre las cejas
está la sede de Shiva, el lugar donde la mente se aquieta; este
estado mental (samâdhi) se conoce como turiya, al que no tiene
acceso el tiempo (la muerte).
4.49. Se ha de practicar
khecharimudra hasta que se alcance el estado de yoganidra; el tiempo
(la muerte) no existirá para quien lo logre.
Disolución.
4.50. Una vez se ha
liberado la mente de todo objeto y concepto, ya no se desarrollan mas
pensamientos; entonces se parece a una vasija vacía rodeada y llena
de akâsha.
4.51. Cuando cesa la
respiración exterior (con la práctica de khechari), también lo
hace la interior (producción de prâna); entonces, la corriente de
prâna y la corriente mental se detienen en el lugar apropiado
(brahmarandhra).
4.52. El practicante que
día y noche dirige el flujo de prâna (a través de sushumna),
consigue disolver la mente allí donde prâna se disuelve.
4.53. Hay que inundar el
cuerpo de pies a cabeza con el néctar (que fluye de la luna); así,
el cuerpo se dotará de gran fortaleza y valor.
4.54. Centrar la mente en
shakti y mantener shakti en el centro de la mente; observar la mente
con la mente y hacer del supremo estado (samâdhi) el objeto de
concentración.
4.55. Colocando el sí
mismo (âtman) en medio de akâsha y akâsha en medio del sí mismo,
reduciendo todo a la naturaleza de akâsha (mas allá del tiempo y
del espacio), no se piensa en nada más.
4.56 Así, el yogui en
estado de meditación se vacía por dentro y por fuera como una
vasija en akâsha, y, al mismo tiempo, se llena por dentro y por
fuera como una vasija en el océano.
4.57. No debe haber
procesos mentales sobre cosas externas o internas; se han de
abandonar todos los pensamientos subjetivos y objetivos, y no hay que
pensar en nada.
4.58. La totalidad de
este mundo es solo una creación de la mente, incluso la misma
actividad mental es una ilusión; cuando se trasciende la mente,
compuesta de procesos mentales, se halla descanso en aquello que no
cambia; con seguridad, ¡oh Rama!, se ha conseguido la paz.
4.59. Igual que el
alcanfor en la llama y la sal en el agua, la mente se disuelve en
contacto con la realidad (âtman).
Maya.
4.60. Todo lo que se
presenta ante la mente no es mas que lo cognoscible, pues la mente es
el conocimiento mismo; cuando el proceso de conocimiento y el objeto
de concentración se absorben recíprocamente, desaparece toda
dualidad.
4.61. Todo en este mundo,
tanto animado como inanimado, es una creación de la mente; cuando la
mente alcanza el estado trascendente (unmani-âvasthâ), deja de
experimentarse la dualidad.
Conclusiones.
4.62. Cuando se abandonan
todos los objetos de conocimiento, la mente se disuelve (en el
absoluto sat—cit—ânanda) y sólo permanece el estado kaivalya.
4.63. Los diferentes
caminos que conducen al samâdhi, que utilizan distintas técnicas,
fueron descritos por los grandes maestros de la antigüedad, los
cuales basaron las enseñanzas en su propia experiencia.
4.64. Loor a sushumna, a
kundalini, al néctar que fluye de la luna, al manonmani-âvasthâ y
al gran shakti, en forma de conciencia pura.
Nadam.
4.65. Ahora se describe
la práctica de nada (anahata), tal como la enseñó Gorakshanatha,
válida incluso para los menos ilustrados, incapaces de comprender la
realidad.
4.66. El Primigenio Señor
Shiva ha mostrado innumerables caminos que conducen a laya, pero
parece que el mejor de todos ellos es la práctica de nadam.
4.67. El yogui, sentado
en muktâsana y adoptando shambavimudra, debe escuchar atentamente el
sonido interior que se oye en el oído apropiado.
4.68. Cerrando los oídos,
la nariz, la boca y los ojos, entonces se oirá claramente un sonido
en el purificado sushumna.
Etapas.
4.69. Toda práctica de
yoga contiene cuatro etapas: arambhavasthâ, ghatâvasthâ,
paricayâvasthâ y nishpattyavasthâ.
Arambhâvasthâ.
4.70. Arambhavasthâ:
cuando brahmagranthi (situado en anahatachakra) es atravesado (con la
práctica de prânâyâma), se experimenta una especie de beatitud en
el shûnya (akâsha del corazón) donde se oyen sonidos tintineantes,
como de joyas, en el centro del cuerpo.
4.71. En cuanto se hace
audible el sonido en el vacío (interior), el cuerpo del yogui se
vuelve resplandeciente y brillante; emana una exquisita fragancia, se
aleja de la enfermedad y su corazón se llena de prâna y felicidad.
Ghatâvasthâ.
4.72. Ghatâvasthâ: en
la segunda etapa prâna se une con apana, nada y bindu y entra en el
chakra medio (el del corazón); ahora las âsana se perfeccionan y
surge la sabiduría divina.
4.73. Cuando el
vishnugranthi es atravesado (por prâna durante kumbhaka), la
felicidad divina está próxima; en el vacío de vishuddhachakra,
surge un sonido que retumba, como de timbales.
25 los oídos deben
cerrarse con los pulgares, los ojos con los índices, la nariz con
los dedos medio y anular y la boca colocando los meñiques en la
comisura de los labios.
Paricayâvasthâ.
4.74. Paricayâvasthâ:
en la tercera etapa se percibe un sonido parecido al de un mardala
situado en el entrecejo; entonces, prâna entra en el gran vacío
(mahashûnya, es decir, sushumna), la sede de todos los siddhi.
4.75. Una vez superado el
estado de felicidad puramente mental (logrado al escuchar los sonidos
místicos), se experimenta de forma espontánea la felicidad que
deriva del conocimiento de âtman; entonces, se superan todos los
desequilibrios (de los dhatu), los dolores, la vejez, la enfermedad,
el hambre y el cansancio.
Nishpattyâvasthâ.
4.76. Nishpattyâvasthâ:
una vez atravesado el rudragranthi, el prâna alcanza el asiento de
îshvara (en el akâsha entre las cejas); entonces se escucha el
sonido como de una la flauta que asume la resonancia de la vina.
4.77. La integración
mental (en un estado en el cual la dualidad sujeto-objeto no existe)
se denomina rajayoga; el yogui, se convierte ahora en maestro de
creación y destrucción, igual que îshvara.
4.78. Se le llame o no
liberación, esto es la felicidad perfecta; esta felicidad proviene
de laya y se consigue a través del rajayoga.
Hatha y Raja.
4.79. Hay muchos que solo
son hathayoguis, y no conocen el rajayoga; estos son simples
practicantes que nunca alcanzarán los (verdaderos) frutos de sus
esfuerzos.
Unmaniâvasthâ.
4.80. La contemplación
en el espacio situado entre las cejas es la mejor forma de alcanzar
el unmani-âvasthâ en poco tiempo; incluso para las personas de
intelecto limitado ésta es la forma más adecuada para alcanzar el
rajayoga. El estado de laya que nace de nada, proporciona esta
experiencia de forma inmediata.
4.81. (Todos) los grandes
yoguis que han logrado el estado de samâdhi a través de la
concentración en nada, han experimentado en sus corazones una
felicidad inigualable, mas allá de toda descripción y que sólo
puede ser conocida por el bendito maestro (Sri Gurunatha).
Práctica del nadam.
4.82. El muni, cerrados
sus oídos con los pulgares, escucha (atentamente) el sonido místico
(en su interior) hasta que alcanza lo inmutable (turiya).
4.83. Por medio de la
práctica de la escucha atenta, el sonido interior sobrepasa
gradualmente a los sonidos exteriores; así, el yogui en quince días
puede superar la inestabilidad mental y alcanzar la felicidad.
4.84. En las primeras
etapas de la práctica se pueden oir diversos sonidos fuertes, pero a
medida que se progresa se vuelven más y más sutiles.
4.85. Al principio se
oyen interiormente varios sonidos como el rugir del océano o como el
trueno, como el del tambor o el del timbal; en la etapa intermedia
los sonidos se escuchan como un tambor mardala, la concha, la campana
o el cuerno; finalmente, el sonido se asemeja al de las campanillas,
la flauta, la vina o las abejas.
4.86. Los distintos
sonidos se escuchan desde el centro del cuerpo.
4.87. Aunque todavía se
escuchen los sonidos fuertes, como el del trueno o el del timbal, hay
que dirigir la atención exclusivamente a los mas sutiles.
4.88. Aunque la atención
pueda alternarse entre los sonidos fuertes y los sutiles, se ha de
impedir que la mente vague por todas partes, al ser de naturaleza
inestable.
4.89. En cualquier sonido
interno en que la mente fije primero su atención, se puede lograr
estabilidad cuando se funden (laya) mente y sonido.
4.90. La mente absorta en
nada no siente atracción por los objetos de los sentidos, igual que
una abeja que cuando bebe el nectar (de las flores) no se preocupa de
su olor.
4.91. El afilado hierro
de nada refrena la mente, que se comporta como un elefante loco
(dificil de controlar) vagando por el jardín de los objetos
sensoriales.
4.92. Cuando se ha
despojado a la mente de su (habitual) naturaleza inquieta y se halla
sujeta con las cuerdas de nada, alcanza la mayor estabilidad, como un
pájaro al que se le han recortado las alas.
4.93. El que desea
alcanzar el dominio del yoga ha de reducir al máximo toda la
actividad mental y, con la mente totalmente concentrada, meditar
exclusivamente en nada.
Semejanzas.
4.94. Nada es como la
trampa que captura al ciervo interno (la mente); y también como el
cazador que mata al animal interior (el pensamiento conceptual).
4.95. Nada es como el
cerrojo de la puerta que encierra el caballo (el pensamiento
conceptual) del yogui; por consiguiente, se ha de meditar diariamente
sobre nada.
4.96. La mente y el nada
son como el mercurio y el sulfuro que, cuando se unen, la mezcla se
solidifica y el mercurio (la mente) pierde su naturaleza activa,
capaz incluso de moverse sin apoyo en el akâsha de brahman.
4.97. Cuando la mente se
sumerge en nada es como una serpiente absorta en la unidad, que se
olvida de toda inquietud y no huye a ninguna parte.
Asamprajñatasamâdhi.
4.98. El fuego que quema
un trozo de madera se apaga cuando ha consumido toda la madera; así
también la mente, cuando permanece concentrada (y no busca mas
combustible), se disuelve en nada.
4.99. La mente
(antahkarana) es como un ciervo que, atraído por el sonido del
reclamo, se queda inmóvil y puede ser herido facilmente por un
arquero (es decir, totalmente silenciada por aquel que domina prâna).
4.100. Lo que se puede
oir ahora es la resonancia mística de un sonido; y la quintaesencia
de eso que se oye es el supremo objeto de conocimiento, la
consciencia absoluta (caitanya); antahkarana (mente) se vuelve una
con caitanya, se disuelve en ella; este es el supremo estado de
Vishnu (el omnipenetrante ser).
4.101. El concepto de
akâsha (el substrato del sonido) existe sólo mientras el sonido
puede escucharse; la máxima realidad (brahman) expresada en el
silencio, es el supremo atman.
4.102. Todo lo que se
escucha bajo forma del místico nada es realmente shakti; es el
estado que está más allá de toda forma, en el que los elementos
(tattva) se disuelven (laya), es el Supremo Señor (parameshvara).
Unmaniâvasthâ.
4.103. Todas las
prácticas del hathayoga y el layayoga no son más que medios para
conseguir el rajayoga; quien logre el rajayoga triunfará sobre la
muerte.
4.104. La mente es la
semilla, el hathayoga el suelo y vairâgya el agua; con estos tres
elementos crece
rápidamente el árbol
(kalpavriksha) del unmani-âvasthâ.
4.105. Por medio de la
constante meditación en nada, se destruyen todos los deseos
acumulados, y la mente y el prâna se disuelven definitivamente en la
inmaculada consciencia absoluta (vacía de todas las gûna).
4.106. Durante
unmani-âvasthâ el cuerpo se parece a un trozo de madera y el yogui
no se inmuta ni por los fuertes sonidos de la concha marina ni por el
del dundubhi.
4.107. El yogui que
supera todos los estados y se libera de todos los pensamientos,
parece como muerto (es decir, inmutable ante los estímulos externos)
y se halla liberado, sin duda alguna.
Samâdhi.
4.108. Un yogui en
samâdhi no resulta dominado por el proceso del tiempo (la muerte),
ni por el fruto de las acciones (karma); nada ni nadie puede
afectarle.
4.109. Un yogui en
samâdhi no recibe nada a través de los sentidos; no se conoce a si
mismo ni a los demás.
4.110. Aquel cuya mente
no está despierta ni dormida, libre de los recuerdos y del olvido,
para quien nada permanece quieto o activo, es realmente un liberado
(jivanmukti).
4.111. Un yogui en
samâdhi es insensible al calor y al frío, al dolor y al placer, al
honor y al insulto.
4.112. Ciertamente, se
trata de una persona liberada, de aspecto saludable (con la mente
clara y despejada), que parece dormido pero está despierto, que no
inspira ni espira (debido al sostenimiento de kumbhaka).
4.113. Un yogui en
samâdhi no puede ser herido por ningún arma, ni ser atacado por
nadie; está mas allá de las influencias de mantras y yantras.
Conclusión.
4.114. Pero, mientras
prâna no entre en sushumna y alcance su meta en brahmarandhra,
mientras bindu no esté controlado mediante la contención de la
respiración, mientras la mente no refleje su auténtica naturaleza
durante la meditación, los que hablan de conocimiento espiritual no
son mas que charlatanes y tergiversadores.
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