
La herencia de los Seis Yogas de Naropa llegada hasta el día de hoy ha sido posible gracias a su práctica en reclusión y en un ambiente de retiro, ya que estos Yogas han sido conservados y secretamente transmitidos durante los últimos mil años. Estos yogas son el Yoga del Calor Interno (Tummo), el Yoga del Cuerpo Ilusorio, el Yoga de los Sueños, el Yoga de la Transferencia de Conciencia (Phowa) y el Yoga de los Estados Intermedios (Bardo) y el Yoga de la Clara Luz, cuyo desarrollo facilita el logro del conocimiento supremo.
Para ello, estas técnicas yóguicas incluidas en el Vajrayana o Budismo Tántrico combinan la meditación con ejercicios físicos determinados, encaminados al control de las energías internas y con ello de la propia mente. Por eso, su propósito final es la trascendencia absoluta del mundo fenoménico hasta llegar a la comprensión definitiva del Ser que uno siempre es, a través del logro de siddhis o poderes espirituales específicos que conducen a la experiencia mística. En relación a esto, la práctica simultánea de los Seis Yogas en conjunto resulta mucho más eficaz en el logro de los objetivos, ya que las técnicas en ellos incluidas se hallan estrechamente relacionadas entre sí.
En consecuencia, los Seis Yogas de Naropa, conjuntamente con las enseñanzas de Mahamudra, constituyen una de las herramientas básicas aplicadas por los practicantes para su propia evolución hacia la realización y para el beneficio de todos los seres sintientes.
Fuente: trikaya.es
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