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viernes, 29 de agosto de 2014

Kurmasana & Supta kurmasana (Ashtanga Vinyasa)

Kurma significa "tortuga" y supta, "durmiente". Esta asana es la "puerta de acceso" a Nadi Sodhana, o purificación del sistema nervioso.
Esta asana comienza a trabajar sobre el cuerpo sutil estimulando el kanda (plexo nervioso), que se localiza en la zona inferior del abdomen, donde se originan los miles de nadis del cuerpo. La postura de la Tortuga ejerce un efecto purificador sobre el corazón y los pulmones, y en esta asana es imprescindible que recurras a la apertura de las articulaciones de la cadera que has practicado en posturas anteriores, pues te permitirá colocar las piernas sobre la parte posterior de tus hombros y cuello.
El hecho de que el peso de tus extremidades inferiores recaiga en la parte posterior de tu cuello te permite fortalecer aún más la columna, un elemento importante para las próximas asanas. Pero también ensancha el pecho, corrige las dificultades respiratorias y cuando la fuerza física se equilibra con la duración de las inhalaciones y exhalaciones, el sistema respiratorio puede alcanzar su máximo potencial.





TÉCNICA
1.- Vinyasa hacia abajo: (Vinyasas 1-6) realiza la vinyasa de transición hasta adoptar Adho Mukha Svanasana.
2.- Inhalando: Desde Adho Mukha Svanasana salta en el aire hasta el punto de equilibrio y coloca las piernas alrededor de la cara externa de tus brazos; a continuación, siéntate sobre la parte posterior de los brazos.
3.- Aún inhalando: flexionando los codos haz descender todo el cuerpo hasta la colchoneta y estira los brazos hacia ambos lados desde debajo de las piernas. Continúa hasta que las caras interiores de las rodillas se apoyen sobre los hombros. En este punto no presiones sobre la parte posterior de los codos.
4.- Inhalando (5 respiraciones): (Vinyasa 7) Desliza el hueso púbico hacia la colchoneta y estirándote desde éste hasta el esternón apoya el pecho en el suelo. "Ensancha" tu cuerpo desde los huesos del cuello y también desde los brazos a las puntas de los dedos y extiende la barbilla hacia delante. Ahora estira las piernas, elevando las rótulas y los muslos. Centra la mirada en broomadhya (terccer ojo) y realiza cinco respiraciones profundas completas.
5.- Inhalando: En este punto, tu maestro te enseña la transición hacia Supta Kurmasana ajustando los detalles de tu postura. Sin embargo, es posible abandonar Kurmasana y colocar las piernas detrás de la cabeza (primero la izquierda y luego la derecha). O bien puedes flexionar las rodillas, retrayendo los talones para crear un espacio en el cual colocar las manos sobre la colchoneta, separadas a la misma distancia que los hombros. Presiona con firmeza las palmas y levanta las piernas de la colchoneta para sentarte sobre las nalgas.
6.- Exhalando-inhalando: Exhalando, suelta la pierna derecha y coge el pie izquierdo con la mano derecha. Inhalando, presiona con firmeza con la mano izquierda para colocar el hombro izquierdo sobre el muslo de ese mismo lado. Con la columna recta y la pelvis en escuadra, estira la pierna izquierda. Siente el estiramiento en toda la extensión de la pierna.
7.- Exhalando: Flexiona la pierna izquierda y rotando la articulación de la cadera gira la rodilla izquierda hacia fuera. Mientras flexionas la pierna por detrás de la cabeza, has pasar el lado izquierdo de tu torso por delante del muslo izquierdo. Para mantener la pierna izquierda detrás de la cabeza, mantén la columna recta, presiona hacia atrás con el hombro izquierdo y levanta la cabeza. Ahora, deja de sujeta el pie con la mano derecha.
8.- Inhalando-exhalando: (Vinyasa 8) inhalando, mantén el equilibrio colocando la mano izquierda por delante. Luego flexiona la pierna derecha por encima del brazo del mismo lado y cógete el tobillo con la mano derecha. Exhalando, levante el músculo de la pantorrilla derecha con el pulgar derecho y desliza el pie izquierdo por debajo del tobillo del pie derecho. Una vez más, haz pasar el torso por delante del muslo derecho. Ahora flexiona ambos pies para trabar las piernas detrás de la cabeza. Levántala y ensancha el pecho.
9.- Exhalando (5 respiraciones): (Vinyasa 9) Deja de cogerte el tobillo con la mano derecha y colócala sobre la colchoneta; comienza a descender lentamente hasta apoyar la frente en el suelo. Extiende los brazos hacia ambos lados y girando las articulaciones de los hombros flexiona los brazos hacia arriba, detrás de la espalda. Cógete la muñeca izquierda con la mano derecha. Sin desactivar los bandhas en ningún momento, centra la mirada en broomadhya (tercer ojo) y realiza cinco respiracciones profundas completas.
 
10-11 (5 respiraciones): Exhalando, deha de sujetarte la muñeca y coloca ambas manos sobre la colchoneta, debajo de los hombros. Presiona con firmeza con las palmas y comienza a elevar la cabeza del suelo. (Vinyasa 10). Inhalando y utilizando la fuerza de los brazos y bandhas, eleva el cuerpo de la colchoneta. Para mantener las piernas colocadas detrás de la cabeza, sigue centrado en broomadhya dristi mientras presionas la cabeza hacia atrás. Realiza cinco respiraciones profundas completas.
12-13 Inhalando-exhalando-inhalando: Inhalando, destraba los pies y estira los brazos y piernas en tittibhasana; mira hacia arriba. Exhalando, flexiona las rodillas y desplaza hacia atrás la mitad inferior de las piernas, manteniendo el equilibrio sobre el dorso de la parte superior de los brazos, en la postura de la Grulla, o Bakasana. (Vinyasa 11). Con la fuerza de la inhalación y uddiyana bandha levanta las rodillas para alejarlas de los brazos. Prepárate para "lanzar" las piernas hacia atrás y el peho hacia delante y tocar el suelo en Chatvari.
14.- Vinyasa hacia arriba: realiza la vinyasa de transición hasta Adho Mukha Svanasana.

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miércoles, 27 de agosto de 2014

El mandala y sus distintos significados

El mandala es literalmente "un círculo", aunque su dibujo sea complejo y esté a menudo contenido en un recinto cuadrado. Como el yantra (medio emblemático) pero de manera menos esquemática, el mandala es un resumen de la manifestación espacial, una imagen del mundo, al mismo tiempo que la representación y actualización de poderes divinos; es también una imagen psicagógica, propia para conducir a quien la contempla a la iluminación.


El mandala tradicional hindú es la determinación, a través del rito de la orientación, del espacio sagrado central que es el altar y el templo. Es el símbolo espacial de Purusha (Vastu-Purusha mandala), "de la presencia divina del centro del mundo". Se presenta como un cuadrado subdividido en cuadrados más pequeños; los más simples son de cuatro o nueve casillas (dedicadas a Shiva y Prithivi); los más usados son de sesenta y cuatro, y ochenta y un casillas. El (o los) cuadrado elemental del centro es el lugar de Brahma (Brahmasthana); llevan la cámara matriz (Garbhagriha), la cella del templo; las ordenaciones concéntricas de cuadrados están en relación con los ciclo solar y lunar. Aunque semejante esquema puede encontrarse en el plano de los templos de la India, por ejemplo en el de Khajuraho, se lo describe también en la India exterior, y particularmente en Angkor.

El mandala tántrico deriva del mismo simbolismo, pintado o dibujado como soporte de meditación, trazado sobre el suelo para los ritos iniciáticos, se trata esencialmente de un cuadrado orientado con cuatro puertas, que contiene circulos y lotos, poblados de imágenes y símbolos divinos. Las puertas de los cinturones exteriores están provistas de guardianes: su paso sucesivo corresponde pues a otras tantas estapas en la progesión espiritual, a grados iniciáticos, hasta que se alcance el centro, el estado indiferenciado del Budda-chakravarti. El mandala puede interiorizarse, constituido "en la caverna del corazón". Templos como el Borobudur en Java expresan con gran precisión lo que es la progresión hacia el interior del mandala.
 

El budismo extremo oriental (shingon) presetan mandalas pintas en forma de loto, cuyo centro y cada pétalo llevan la imagen de Buddha o un bodhisattva. Hay en ellos sobre todo el doble mandala, cuyo centro está igualmente ocupado por Vairocana: el del mundo de diamante (Vajradhatu), no manifestado y el del mundo matriz (garbhadhatu), universalmente manifestado, que debe aportar el fruto de la liberación.

Para los japoneses budistas de la secta shingon, las figuraciones concéntricas de los mandala son la imagen de dos aspectos complementarios y finalmente idénticos de la realidad suprema; el aspecto de la razón original, innata en los seres y que utiliza las imágenes y las ideas del mundo ilusorio; y el aspecto del conocimiento terminal, producido por los ejercicios, adquirido por los Buddha y fundiéndose en el uno en la intuición del nirvana. El manda es una imagen sintética y dinmógena a la vez, que representa y tiende a hacer superar las oposiciones de lo múltiple y lo uno, de lo descopuesto y lo integrado, de lo diferenciado y lo indiferenciado, de lo exterior y lo interior, de lo difuso y lo concentrado, de lo aparente visible y lo real invisible, de lo espaciotemporal y lo intemporal y extraespacial.

En la tradición tibetana, el mandal es el guía imaginario y provisional de la meditación. Manifiesta en sus combinaciones variadas de círculos y cuadrados el universo espiritual y material, así como la dinámica de las relaciones que los unen, en el triple plano cósmico, antropológico y divino. "En el ritual funciona como soporte de la divinidad de la que es el símbolo cósmico. Proyección visible de un mundo divino en cuyo centro está entronizada la dividad elegida, no puede entrañar ningún error de interpretación. La palabra del maestro es capaz de animarlo..." El mandala por la magia de sus símbolos, es a la vez la imagen y el motor de la ascensión espiritual, que procede por una interiorización más y más activada de la vida y una concentración progresiva de lo múltiple sobre lo 
uno: el yo reintegrado en el todo, el todo reintegrado en el yo.

C.G. Jung recurre a la imagen del mandala para designar una representación simbólica de la psique, cuya esencia nos es desconocida. Ha observado, así como sus discípulos, que estas imágenes se utilizan para consolidar el ser interior o para favorecer la meditación en profundidad. La contemplación de un mandala inspira la serenidad, el sentimiento de que la vida ha vuelto a encontrar su sentido y orden. El mandala produce el mismo efecto cuando aparece espontáneamente en los sueños del hombre moderno que ignora tales tradiciones religiosas. Las formas redondas del manda simbolizan, en general, la integridad natural, mientras que la forma cuadrangular representa la toma de conciencia de semejante integridad. En el sueño, el disco cuadrado y la mesa redonda se vuelven a encontrar anunciando una toma de conciencia inminente del centro. El mandala posee una doble eficacia: conserva el orden físico, si existe ya; y restablecerlo si ha desaparecido. En este último caso, ejerce una función estimuladora y creadora.

Fuente: diccionario de símbolos. Chevalier, Jean